Una Experiencia en el Tour al Gran Cañón

Llevábamos días viajando y pronto llegaríamos a nuestro Tour al Gran Cañón. Para mí era un momento especial pues cada hora significaba para mi abuela una oportunidad de conocernos mejor.

Durante muchos años mis padres se distanciaron de ella, no hablaban al respecto y yo de niño no le tomé importancia, simplemente era alguien que tenía una vaga idea de que existía, pero simplemente no formaba parte de mi vida. El tiempo pasó y mis padres murieron, al funeral de mi madre asistió una señora que se presentó con lágrimas en los ojos, era mi abuela.

Momentos para Convivir en Nuestro Tour al Gran Cañón

Me trató con tanto amor, con tanta familiaridad que no pude poner barreras, no era una desconocida, era como si nos hubiéramos conocido toda la vida, aunque no sabía nada de ella, la mujer estaba muy al tanto de todo lo que había acontecido en mi vida, detalles que incluso yo había olvidado. Me comentó lo mucho que le gustaba la naturaleza, pero en su ocupada vida nunca tuvo oportunidad de viajar.

Fue entonces que se me ocurrió una idea, llevarla a visitar el Gran Cañón, así podría cumplir sus sueños y aprovecharíamos para conocernos y platicar. Planee todo el viaje y pronto nos dirigimos a nuestro destino.

Grandes Vistas, Grandes Anhelos

Mirarle el rostro, fue como mirar a un pequeño cuando abre sus regalos de navidad, su cara se iluminó, se miraba feliz y plena, llena de alegría miraba el paisaje con lágrimas en sus ojos. Me abrazó y dio una y otra vez gracias por haberme conocido. Me confesó que ella pensaba que llegaría al fin de sus días sin conocernos.

Al parecer mi madre al contraer nupcial al poco tiempo de morir mi padre biológico, fue presionada por su nuevo marido a alejarse de nuestras vidas. El hombre con el que se casó mi madre era muy autoritario e inseguro, lo que lo hacía muy mala combinación para una mujer con mucho carácter que decía las cosas como son, con razón no quería nada que ver con ella, seguramente su personalidad le intimidaba.

Una Aventura Más

Mi madre se alejó de ella, cada que nos visitaba había problemas y pleitos con su nuevo marido, mi abuela sufrió con la decisión de mi madre, pero siempre mantuvo la fe que cambiaría de opinión. Yo lo único que puedo hacer es en estos momentos disfrutarla, por el tiempo que me quede, ya tiene 80 años de edad. Compartir sus últimos años mientras tomamos un Tour al Gran Cañón es el regalo más grande que pude recibir.

No recuerdo haber sido colmado con tanto amor por alguien en mi vida. Miramos los riscos, las nubes, caminamos por el sendero del ermitaño y observamos los animales con binoculares mientras caía la noche. Es el lugar ideal en el que podíamos estar, con pocas interrupciones, mi abuela me contó historias de mi padre y yo le conté de los años que no estuvimos juntos, ambos nos sentimos realmente afortunados de ese viaje al Cañón del Colorado.