El Tiempo en el Gran Cañón

El Tiempo en el Gran Cañón

Visitar el Gran Cañón es una experiencia enriquecedora para los muchos que llegan, sobre todo los provenientes de ciudades dinámicas, en donde hasta los rascacielos se quitan y se ponen en unas cuantas décadas, Las Vegas es un excelente ejemplo de ello, allí abren y cierran hoteles, restaurantes y completas zonas se renuevan casi cada año. En el Gran Cañón, miramos los riscos que han estado allí de la misma manera por miles de años, al majestuoso paraje parece no importarle el tiempo.

En el risco norte se encuentra el famoso Cañón del Antílope y la curva de la herradura y muestra la lenta evolución que comenzó hace 1,800 millones de años con el choque de islas volcánicas. Hace algo así como cinco millones el río cavó su ruta hacia el mar, erosionando lentamente y llevando tierra al Golfo de California.

El tiempo parece congelarse, incluso para los seres humanos. Se dice que América se comenzó a colonizar hace 150,000 años con migraciones desde el estrecho de Bering.

Los ancestros de los indios Hopi fueron de los primeros pobladores en visitar el Cañón del Colorado para posteriormente establecerse de manera permanente.

Y es precisamente aquí, en el lugar en el que el tiempo parece haberse detenido, que los Hopi continúan fieles a sus tradiciones, llevan sus propios registros ancestrales de cómo llegaron y el qué hacen aquí. En sus historias, ellos encontraron el Gran Cañón del Colorado por guía divina, aún con su diezmada población los sobrevivientes mantienen firme sus creencias y sus costumbres.

En el inicio, relatan, sólo había agua y poco a poco surgió el agua por la fuerza de los dioses. El Sol que pasaba por allí se dio cuenta que no había vida en aquellas partes secas; se lo comentó a las deidades Hutúing Wuhi del este y oeste que crearon un pequeño pájaro y después muchos para que habitaran el mundo. Después crearon muchos otros animales, al final al hombre y a la mujer: así se pobló la tierra.

Para casarse, una chica Hopi prepara un pastel llamado “pastel de novia” e invita a un joven de su agrado a comerlo. Si el joven lo come, significa que están comprometidos. Los hombres también pueden pedir a una mujer en matrimonio, de la siguiente manera: El joven prepara ropa fina y mocasines, entonces los deja en la puerta de la mujer que le gusta. Si ella toma las prendas, significa que acepta casarse con él.

Estas antiquísimas tradiciones, aún hoy siguen vivas, han sobrevivido invasiones, guerras, hambrunas e innumerables adversidades, pero como hace miles de años, hoy día una chica enamorada está preparando un pastel, con la esperanza que el joven que le ha robado el corazón decida aceptarlo y con ello comiencen una nueva familia. Como sus ancestros, irán a visitar el Gran Cañón y posteriormente se asentarán junto los demás miembros nuevos de la tribu, de lejos nada ha cambiado, continúa el río, continúan los riscos, las montañas y los Hopi todos silenciosos testigos del paso del tiempo en el Gran Cañón.